«Y puesto que nuestras oraciones son nuestras mejores armas, juntémoslas, y pidamos juntos al Señor que dé a nuestra pobre Francia un verdadero apóstol que renueve la faz de la tierra»
(Carta del 2 febrero 1808. ATC I p. 198)
Así como Juan María incitaba a rezar juntos por la Francia de su momento, yo les invito a unirnos en oración para pedir juntos por nuestro hermano Juan Alberto para que sea un verdadero apóstol de Jesús en la porción de Reino que le ha sido asignada.
Juan Alberto, después de haber hecho experiencia del llamado de Dios a seguirle como Hermano Menesiano y de hacer lectura creyente de su historia quiere “gritarle al mundo”, lo escuche o no, que QUIERE SER HERMANO PARA SIEMPRE. Hermano sus hermanos, Hermano de los niños y jóvenes que Dios le confíe, Hermano de los Hermanos, Hermano de los Laicos Menesianos y Hermano para siempre.
Por ello queremos ACOMPAÑARLO de cerca en estos días previos a su compromiso definitivo. Para nosotros, los creyentes, la oración es un medio privilegiado para ello. Juan lo expresaba así: «Hermanos, si en la antigua alianza la oración ha sido tan poderosa, cuánto más no debería serlo en la nueva y después que Jesucristo la ha consagrado de una manera totalmente especial, después que nuestras oraciones están tan íntimamente unidas a las suyas que no hacemos más que una misma voz con Él.» (A. 138)
Si estamos realmente convencidos de que la oración es un medio poderoso, no lo descuidemos y hagamos de en estos días un culto agradable al Padre, por el Hijo en el Espíritu Santo, a favor de nuestro hermano, porque lo queramos o no somos responsables de la suerte de Juan Alberto.
Porque queremos acompañarlo a Juan nos uniremos en la oración. En ella vamos a:
Se proponen distintos temas para nueve días. El esquema es muy simple. La idea es rezar juntos o personalmente por nuestro hermano Juan Alberto. Si los esquemas ayudan, ¡bendito sea Dios!. Se pueden usar para vísperas (oración de la tarde) en las comunidades. Los laicos y jóvenes que quieran unirse a rezar por este motivo, ¡bendito sea Dios!. Los laicos y jóvenes que quieran sumarse a las comunidades de hermanos para rezar, ¡bendito sea Dios! (hablen con los hermanos y organícense).
¡Dios nos bendiga! Y que como dice Juan: «Ama y la oración se te hará fácil; ama y todo tu deseo, toda tu alegría será rezar para amar más aún» (Peligros…p.12). Recemos para amar más. ¡Qué síntesis!
Profesión religiosa, Vocacional - 29 de septiembre de 2009 - Hno. Benito
“No se puede vivir bien, mientras no se sepa orar bien.”
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