“No será así; y a la vista de esta multitud de niños que nos llaman en su socorro, que nos piden y nos conjuran tener piedad de su suerte, de arrancarles de la muerte (…) de la que están amenazados, ningún interés humano nos retendrá; nos lanzaremos hacia ellos, los tomaremos en nuestros brazos y les diremos: queridos niños, a los que Jesús nuestro Salvador ha amado tanto, a los que se ha dignado abrazar y bendecir, vengan a nosotros, permanezcan con nosotros, seremos los ángeles de la guarda de su inocencia” (S VII p. 2271)
El Niño Dios sigue viviendo hoy a nosotros en diferentes realidades, en diferentes “belenes”. Los menesianos sabemos que todo hombre, es nuestro prójimo, pero “los niños ¿no son nuestro prójimo más aún que los otros hombres?” (S. VII p. 2367).
Ellos son los belenes donde hoy Dios nace y se hace presente. No lo busquemos en otro lugar. Dios se “encarna” en el rostro de los niños y jóvenes a los que somos enviados, allí quiere que lo descubramos y lo atendamos, allí pide, suplica, grita, llora, pasa hambre, es marginado, cargado, tildado de… ¿No es sobre todo con ellos que estamos obligados a cumplir con toda perfección el precepto del amor de los socorros mutuos… que Jesucristo impone a todos los cristianos?” (S. VII p. 2367).
Deseo profundamente que en esta Navidad descubramos a Dios en nuestros prójimos por excelencia. Que allí lo reconozcamos, lo saludemos, lo bendigamos, lo abracemos, le demos poder, lo invitemos a permanecer junto a nosotros…
No nos engañemos buscando a Dios donde no se halla. Agudicemos nuestra sensibilidad y nuestra mirada para reconocerle e invitarle a pasar a nuestra casa para que la fiesta pueda ser completa.
Que el año que se inicia nos encuentre tejiendo lazos con nuestros prójimos para así construir Iglesia, Iglesia Comunión, Pueblo de Dios que peregrina por Argentina y Uruguay con un amplio horizonte de esperanza, pero en medio de muchas dificultades.
¡¡¡ Feliz Navidad !!!
¡¡¡ Feliz Año Nuevo!!!
Noticias - 24 de diciembre de 2009 - Hno. Benito
“Intente vivir como un ángel.” (ATC VI p. 303)
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