Querido Hermano Raúl, queridos hermanos:
Aquí me pongo a escribir al compás de la lluvia serena que engalana la tierra haitiana donde me encuentro de cuerpo presente, pero estén seguros que mi corazón y pensamientos por ahí están. La distancia agiganta el dolor, eso temía, y por eso no quería partir. Y al pensar en estas líneas las lágrimas de emoción siguen piantándose…
Querido hermano, en la fiesta de los santos ángeles custodios al encuentro definitivo con Dios te lanzaste y vos mismo a Claudio se lo anticipaste diciendo, que ayer sería la noche de la resurrección, y así lo fue. Quizá pudiste leer la hora porque estabas conectado a Tata Dios y a tus hermanos, que horas pasaron junto a tu cama.
Raulito, Flaco, huesito (para los chicos del secundario), Hermano: gracias por tu caminar sencillo, gracias por tu cercanía, fragilidad, afecto y ternura. Los que vivimos junto a vos aprendimos a quererte y respetarte, a quererte y no invadirte, a quererte y sostenerte, a quererte y acompañarte, a quererte y escucharte, a quererte y…
Flaco querido, ya no podremos darte un abrazo ni tomar en nuestras manos tu frágil y fría mano, pero no por eso, estarás ausente en nuestro caminar y parlar. Como gaucho que sos, no dejes de interceder ante el Tata para que nos bendiga y acompañe.
Hermano querido, sos el primer hermano argentino que como menesianos despedimos; por eso quiero que tu vida sea semilla de otros menesianos, hermanos y laicos, que hagan de su vida un servicio a los niños y jóvenes y en especial a los más necesitados. Que como vos, haya otros tantos que quieran entregar su vida a Jesús, haciendo de este mundo y en especial del Copello, un lugar para servir, porque el que no vive para servir no sirve para vivir.
Y para el final dejo unos versos de alguien que admiraste siempre por su sabiduría y profundidad, por su sencillez y cariño por la tierra, y allá va esta milonga del silencio de Atahualpa Yupanqui:
Me gusta, de vez en cuando,
perderme en un bordoneo,
porque bordoneando veo,
que ni yo mismo me mando.
Las cuerdas van ordenando,
los rumbos del pensamiento,
y en el trotecito lento
de una milonga campera,
va saliendo campo ajuera,
lo mejor del sentimiento.
Ninguno debe pensar,
que vengo en son de revancha.
No es mi culpa si en la cancha
tengo con qué galopar.
Siempre bajito he cantao,
porque gritando no me hallo.
Grito al montar a caballo,
si en la caña me he bandeado.
Pero tratando un versiao,
ande se cuenten quebrantos,
apenas mi voz levanto
para cantar despacito.
Que el que se larga a los gritos
no escucha su propio canto.
Noticias - 14 de octubre de 2016 - Hno. Benito
“Que el amor fraterno reine entre todos los miembros de la misma comunidad.” (Regla de 1835)
|| Provincia Inmaculada Concepción - Hermanos Menensianos en Argentina y Uruguay | HTML5 | KICKSTART + WordPress ||
Hermosas palabras y muy sentidas del hermano Benito. Cuànto se palpita nuestro carisma