Al enterarse del fallecimiento de Juan María de la Mennais, acaecido el 26 de diciembre de 1860 hacia las 11h de la noche, el obispo de Nantes escribía a los Hermanos: “Yo quería al sacerdote de la Mennais con un cariño particular y le veneraba como a uno de los sacerdotes más entregados a Dios y a su santa Iglesia… Ha hecho un gran servicio a este país a través de la fundación de este Instituto… Vuestra Congregación se verá privada en la tierra de su piadoso y hábil fundador; pero tendrá en él un poderoso protector junto a Dios” (Carta citada en Études Mennaisiennes’ nº 33).
Unos años antes, al hablar de los Hermanos a uno de sus amigos, Juan María de la Mennais observaba: “Esta obra no era casi nada en su origen, pero mi grano de mostaza, fecundado por el rocío del cielo, se ha convertido en un gran árbol, y bendigo por ello al autor de todo bien” (a M. de Murat, en 1852).
Efectivamente, por su obstinación en hacer el bien en las diócesis del Oeste de Francia, así como en Guadalupe, Martinica, Senegal, San Pedro y Miquelón, Guayana, y hasta en Tahití donde acababa de fundar justamente la primera escuela, sus Hermanos, en 1860, daban una educación cristiana a más de 30.000 niños, a la cual había consagrado su vida. Ningún obstáculo pudo mermar su fe ni debilitar su determinación, ya que estaba convencido de la importancia de dicha educación: “¿Qué es efectivamente el niño? Es una tierra totalmente nueva, pero que espera ser cultivada, y donde vosotros no recogeréis nunca más que lo que hayáis sembrado» (Folleto sobre la educación religiosa, 1834)…
Ver documento completo (archivo PDF de 250 KB)
Cartas a la familia menesiana, Provincia - 27 de septiembre de 2010 - Hno. Yannick, Superior General
“Que todos se presten, para ir a Dios y cumplir su obra, mutuo apoyo.” (Regla de 1835)
|| Provincia Inmaculada Concepción - Hermanos Menensianos en Argentina y Uruguay | HTML5 | KICKSTART + WordPress ||