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Noticias > Sínodo de la Familia
Roma, 5 al 19 de octubre
Sínodo de la Familia
Recemos los unos y los otros por este Sínodo, para que signifique un paso creador de Dios por su pueblo y que nos ponga a todos al CUIDADO de la familia, su viña, su sueño y que nunca intentemos apoderarnos de ella ni frustrar su sueño, manteniendo viva la conciencia de ser trabajadores en ella.
En esta línea me es inevitable pensar en la Familia Menesiana… cuidarla, no caer en la tentación de apoderarnos de ella, no frustrar el sueño de Dios…
Etimológicamente hablando la palabra “sínodo”, derivada de los términos griegos syn (que significa “juntos”) y hodos (que significa “camino”), expresa la idea de “caminar juntos”. Un Sínodo es un encuentro religioso o asamblea en la que unos obispos, reunidos con el Santo Padre, tienen la oportunidad de intercambiar mutuamente información y compartir experiencias, con el objetivo común de buscar soluciones pastorales que tengan validez y aplicación universal.
Algunas frases extraídas de la homilía del Papa Francisco en la misa de apertura del Sínodo de la Familia, domingo 5 de octubre de 2014:
También nosotros estamos llamados en el Sínodo de los Obispos a trabajar por la viña del Señor. Las Asambleas sinodales no sirven para discutir ideas brillantes y originales, o para ver quién es más inteligente… Sirven para cultivar y guardar mejor la viña del Señor, para cooperar en su sueño, su proyecto de amor por su pueblo. En este caso, el Señor nos pide que cuidemos de la familia, que desde los orígenes es parte integral de su designio de amor por la humanidad.También nosotros podemos tener la tentación de «apoderarnos» de la viña, a causa de la codicia que nunca falta en nosotros, seres humanos. El sueño de Dios siempre se enfrenta con la hipocresía de algunos servidores suyos. Podemos «frustrar» el sueño de Dios si no nos dejamos guiar por el Espíritu Santo. El Espíritu nos da esa sabiduría que va más allá de la ciencia, para trabajar generosamente con verdadera libertad y humilde creatividad.Hermanos, para cultivar y guardar bien la viña, es preciso que nuestro corazón y nuestra mente estén custodiados en Jesucristo por la «paz de Dios, que supera todo juicio», como dice san Pablo (Flp 4,7). De este modo, nuestros pensamientos y nuestros proyectos serán conformes al sueño de Dios: formar un pueblo santo que le pertenezca y que produzca los frutos del Reino de Dios (cf. Mt 21,43).
Noticias - 7 de octubre de 2014 -