–“Acaba mi obra…”, había dicho el Fundador en su lecho de muerte al Hermano que habría de sucederle en el gobierno de la Congregación. Con ese espíritu de continuidad en el mismo espíritu los Menesianos están hoy extendidos por 25 países de los cinco continentes.
En todos ellos, el deseo primero y más profundo es dar a conocer a Jesucristo a los jóvenes por medio de la educación.
La primera tarea de cada Hermano y de cada comunidad: DEJARSE SEDUCIR POR JESÚS que nos sigue llamando y convocando.
Redescubrir el lema congregacional: DIOS SOLO. Sólo Él es razón de nuestra vida y horizonte de nuestros deseos y alimento único de nuestra voluntad.
Dejarnos atravesar por la Palabra y quemar por el Espíritu. Tomar en serio la Palabra de Dios abriéndonos al riesgo de la fe.
Experimentar la vida como don; sentirnos a nosotros recibidos cada amanecer de las manos paternales de Dios, y a nuestros Hermanos como regalos, los más valiosos y sorprendentes, que nos pudieran tocar.
Construir cada día, con el don generoso de cada uno, unas comunidades ricas de relación, centradas en la Presencia del Señor, compañeras de los seres humanos entre los que vivimos, acogedoras, transparentes, lugares de encuentro y esperanza.
Enviadas todas a transmitir con palabras y con la misma presencia comunitaria la Buena Noticia de liberación de Jesucristo.
Poner al principio, en medio, en el corazón de cuanto somos y emprendemos a los más pobres, a los más necesitados, a los más solos, a los más frágiles, a los más necesitados de cultura, de amor, de pan y de Dios.
Com-padecer, y abrir caminos de justicia y solidaridad. Estar presente en medio de la gente, aquí o fuera, que más necesita el pan de la cultura y despertar conciencias en una educación que abra paisajes de universalidad solidaria.
Despabilar el oído para llamadas que nos vienen de los hombres, gritos de los jóvenes, susurros de la vida y de la historia que se van tejiendo a nuestro lado.
Abrir los ojos, abrir los ojos despegados de las escamas de la costumbre y la rutina. Ver todo con ojos nuevos, con corazón de entrañable misericordia latiendo por los más pequeños, dejarse romperla retina por los jóvenes y niños, que están ahí, sedientos de presencia y cercanía.
Avivar la pasión por los jóvenes.
Compartir la misión con los educadores, padres, alumnos…, en marcha hacia unas comunidades cristianas en las que la misión no es posesión que se presta, sino un regalo mutuo que gozosamente se saborea en común y que estrecha LAZOS DE FAMILIA SIENDO IMAGEN DE JESÚS MAESTRO ENTRE LOS NIÑOS Y LOS JÓVENES.
Juan María, Reseña de su vida y obra - 18 de junio de 2009 -
“No se puede vivir bien, mientras no se sepa orar bien.”
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Hola hno soy de vzla soy docente de 39 años de edad me gistaria conocer el carisma y la espiritualidad que llevan me llamo mucho la atención.
Saludos!, Mi nombre es Carlos Mario, soy Colombiano y me encantaría pertenecer a los Hermanos Menesianos. ¿Con quién me podría colocar en contacto?