Palabras de JMLM:
«Antes de comenzar este discurso, pongamos esta escuela naciente bajo la protección de la santísima Virgen, únanse a mí para pedirle que desde lo alto del cielo vele por sus hijos; pidámosle que los proteja y los bendiga, que los preserve de todos los peligros, que les muestre que ella es su Madre, haciéndoles crecer cada día en ciencia, en sabiduría, a ejemplo de Jesucristo su divino Hijo, y con esta intención, cantemos tres veces con la iglesia: monstra te esse matrem.» (S.II.p.793)
«MONSTRA TE ESSE MATREM!»
Te saludamos, Hija de Dios Padre.
Te saludamos, Madre del Hijo de Dios.
Te saludamos, Esposa del Espíritu Santo.
Te saludamos, morada de la Santísima Trinidad.
En el corazón del Adviento sale a nuestro encuentro Santa María, en uno de los misterios más populares y sentidos por el pueblo cristiano: pura antes, durante y después. ¿Qué tiene la Virgen para que cristalice de manera tan profunda en los sentimientos de los creyentes? ¿Por qué sigue siendo un signo clarividente de confianza y de devoción para el pueblo cristiano? Su figura, ante todo, es adelanto y aperitivo de la pascua definitiva. Su belleza y su sencillez, su obediencia y su blancura, su humildad y su hondura, ¿no son signos de la bondad del mismo Dios que se va hacer presente en Belén?
María fue libre para asumir su camino y admitir con alegría la presencia en su seno del Salvador del Mundo. «Por la fe, María acogió la palabra del Ángel y creyó en el anuncio de que sería la Madre de Dios en la obediencia de su entrega» (Benedicto XVI, Porta Fide, 11 de octubre de 2011).
ORACIÓN de SAN JUAN PABLO II
“Monstra te esse matrem!».
Sé para nosotros roca de valentía y fidelidad,
oh humilde joven de Nazaret,
gloriosa Reina del mundo.
Ofrece nuestra oración al Verbo de Dios,
que, convirtiéndose en Hijo tuyo,
se hizo hermano nuestro.
Que gracias a tu valiosísima intercesión
todo el pueblo de Dios
y en particular esta amada Iglesia de Roma,
«reme mar adentro» hacia la santidad,
que constituye la condición decisiva
para todo apostolado fecundo.
Madre de misericordia y de paz,
Inmaculada Madre de Dios, ¡ruega por nosotros!
Noticias - 8 de diciembre de 2015 -
“Que cada uno se sienta feliz con la alegría de los demás y sufra con sus penas.” (Regla de 1835)
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