En noviembre de 1824, pasó Juan María unos días en La Chesnaie. En aquella casa, la juventud con sus paisajes felices se le hacen más vivos y cercanos. Recuerda, a sus cuarenta y cuatro años, con la misma pasión febril de hace diecisiete años, la fuerza de sus ilusiones primeras. Quedan cosas por poner en pie. Una, sin duda importante, es la vida comunitaria de los sacerdotes. Ha acariciado largamente la idea de establecer entre el clero una sociedad de cultura y santificación.
Y aparecen de nuevo, coincidencias (¿coincidencias?) que leídas en la fe, dirigen los acontecimientos de manera providencia:
Hay un grupo de profesores del seminario de Saint-Méen, pueblo cercano a Plöermel, donde Juan María fija su residencia y establece la casa-madre de los Hermanos, que han soñado en establecer unos vínculos comunitarios entre sí. La Mennais ha sido nombrado vicario general de la diócesis de Rennes y la idea es apoyada por el obispo de la diócesis.
El 8 de setiembre de 1825 se reúnen en retiro. Se les añade también el superior de una sociedad de misioneros diocesanos establecidos en la capital, el señor Cöedro. Al acabar el retiro propone a todos sus compañeros adherirse a la nueva congregación. De siete, cuatro aceptan la idea.
Nace así la Sociedad de Saint-Méen, sociedad que irá configurándose como congregación religiosa en la que sus miembros tendrán sus bienes en común y harán el voto de obediencia. El superior general, Juan María, les expone, en un sermón del retiro de 1825, los objetivos de la nueva obra: “Se trata de construir un vasto edificio del que nosotros seremos piedras vivas, de una obra que abarque a todas las demás: educación de la infancia, misiones, dirección de seminarios, estudio de esa Antigüedad tan poco conocida y que tanto merece serlo, estudio de la alta ciencia que va hoy por caminos extraviados y hostiles a la religión desde que la religión no la cultiva ni se pone a su cabeza”.
Lo que parecía un sueño en aquella tarde fría de la Chesnaie hacía años, poco a poco se convierte en una imagen tangible, en una figuración cercana.
Juan María, Reseña de su vida y obra - 13 de febrero de 2009 -
“Jesucristo nos ha sido dado por Rey, por Maestro y por Modelo.” (Carta del 15 octubre 1839. ATC VI p. 240)
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